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Delícias são tudo o que nos faz felizes: um livro, a magia dum poema ou duma música, as cores duma paleta ... No jardim o sol não raia sempre mas pulsa a vida, premente.
Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo |
Rebelión, 12 de Março de 2019
Bueno, conseguimos llegar a Venezuela, pero no fue fácil. Estados Unidos ha cerrado su embajada en Caracas porque no reconoce al gobierno. Por ello, es imposible conseguir un visado. Tal vez esta sea una de las razones por las que cerró la embajada. Si no puedes conseguir un visado y viajar a Venezuela, no puedes ver por ti mismo lo que está pasando y ofrecer un relato contrario al mayoritario. Pero seis de nosotros lo conseguimos y otros llevan camino de hacerlo, aunque con retraso. La mayor dificultad la pusieron las aerolíneas estadounidenses. Si utilizas en una de ellas durante la primera parte del viaje, simplemente no te permiten entrar al avión.
En nuestro vuelo a Caracas coincidimos con Bahman Azad, secretario de organización del Consejo por la Paz estadounidense, que patrocina el viaje, Gerry Condon, presidente de Veteranos por la Paz, Sara Flanders, co-coordinadora del International Action Center, Ajamu Baraka, coordinador nacional de Alianza Negra por la Paz, Joe Lombardo, co-coordinador de la Coalición Nacional Contra la Guerra, la periodista progresista Eva Bartlett y yo mismo. Como no pudimos conseguir los visados antes de salir, el gobierno de Venezuela envió una carta a cada uno de nosotros explicando que teníamos autorización para entrar en el país.
Entre las últimas horas de hoy y mañana llegarán para completar la delegación Sarah Martin, de Mujeres Contra la Locura Militar, Kevin Zeese y Margaret Flowers, de Resistencia Popular, Darien Du Lu, presidenta de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, Miguel Figueroa, presidente del Congreso por la Paz canadiense y Daniel Shea, del comité de dirección de Veteranos por la Paz.
En el aeropuerto nos encontramos con miembros del Comité de Solidaridad Internacional (COSI) *. Nos condujeron hasta el hotel y nos explicaron cómo están las cosas con los apagones y las dos manifestaciones contrarias de ayer. El oeste de Caracas es donde vive la clase media alta que constituye la base de la oposición al gobierno de Maduro. El este de Caracas es lugar de residencia de la clase trabajadora y la población negra y apoya mayoritariamente a Maduro. Hace años era un auténtico barrio de chabolas, pero la revolución bolivariana destinó muchos recursos a la comunidad y ahora sus pobladores viven en agradables edificios de apartamentos.
Cuando llegamos no había luz. Alrededor del 80% de la población carecía de electricidad. El hotel en el que nos alojamos posee su propia planta solar, por lo que cuenta con electricidad y wifi (aunque sea de manera intermitente, y en el momento de escribir esta nota desde mi habitación lo hago a oscuras). Nos explicaron que ha habido dos ataques al sistema eléctrico venezolano; ambos tenían como objetivo el sistema informático que gestiona la energía. Si la electricidad producida no puede enviarse a los lugares que la demandan, existe el peligro de sobrecarga y el sistema se viene abajo. El primer ataque se produjo el jueves pasado. Los operarios eléctricos consiguieron reiniciar el sistema y los ordenadores siguieron funcionando, pero entonces se produzco un segundo ataque, los ordenadores volvieron a venirse abajo y, en el momento en que escribo, la energía no ha podido restablecerse todavía.
Nos explicaron que, a pesar del apagón, las dos manifestaciones programadas para ayer se celebraron. El corte del suministro supone que la gente no puede utilizar las tarjetas de débito para comprar, que los semáforos no funcionan, pero lo peor de todo es que el metro de Caracas tampoco funciona, y este es el medio de transporte utilizado por la mayoría de ciudadanos, al menos los de clase trabajadora, para moverse por la capital. En todo caso, a pesar del apagón, la manifestación a favor de Maduro fue muy numerosa. La de apoyo a Guaidó estuvo menos concurrida de lo esperado.
Las personas progresistas con las que hablamos sobre esto nos dijeron que desde que el pasado 23 de febrero la supuesta “ayuda” no consiguió atravesar la frontera y los soldados que la acompañaban no pudieron entrar en Venezuela, el apoyo a Guaidó ha perdido fuerza, como demuestra la escasa presencia en esa manifestación. No fueron los seguidores de Maduro quienes nos hablaron de la poca participación, sino un corresponsal extranjero que asistió a ambas.
En la manifestación de la oposición, Guaidó afirmo que un gobierno legítimo –se refería a sí mismo– tenía el derecho constitucional a solicitar una intervención militar del exterior; que él no iba a decir cuándo se produciría, pero que dicha intervención tendría lugar. Algunas personas pensaban que los apagones son en realidad un ensayo de lo que EE.UU. podría hacer para interrumpir las comunicaciones durante una invasión.
Pude ver la cobertura que realizó la CNN de estas manifestaciones. Esta cadena intentó poner “buena cara” a lo que pasó ayer. Afirmaron que a la manifestación favorable a Maduro asistieron los mismos de siempre y que Maduro culpó de todo a las sanciones y la intervención de EE.UU. No hicieron mención alguna a la concurrencia de una y otra convocatoria, pero mostraron parcialmente la escasa participación en la de Guaidó y entrevistaron a una mujer que chillaba contra la “dictadura” de Maduro.
A lo largo del día pudimos tener conversaciones informales con miembros del equipo del COSI que había organizado nuestra llegada, incluyendo a Carolus Wimmer, su presidente, y con Carlos Ron, vicepresidente de asuntos exteriores venezolano.
Nos dijeron que aunque puede que la población esté dividida equitativamente a favor y en contra de Maduro, la propia oposición está gravemente dividida y el 86% de la población es contraria a la intervención extranjera.
Al final del día todos los miembros de nuestra delegación, menos dos, habían llegado y celebramos una reunión con nuestros anfitriones en la que repasamos las actividades previstas para la semana y discutimos la posibilidad de celebrar un acto en Caracas.
Ya hemos tenido multitud de propuestas de entrevistas para diversos medios. Cuando regresemos nuestra delegación tiene prevista una conferencia de prensa en la ONU, un informe público y un seminario por internet. La United National Antiwar Coalition dará información pública de estos actos.
Joseph Lombardo es codirector de la United National Antiwar Coalition
Nota: * El Comité Internacional de Solidaridad Internacional (COSI) es una ONG creada en 1971 en Venezuela por reconocidos activistas internacionales. Desde 1972 es miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de la Paz (World Peace Council) creado tras la Segunda Guerra Mundial con el fin de promover la coexistencia pacífica entre naciones y el desarme nuclear.
Fuente: https://www.counterpunch.org/2019/03/12/live-from-venezuela/
El presente artículo puede reproducirse libremente siempre que se nombre a su autor, su traductor y a Rebelión como fuente del mismo
Boaventura Sousa Santos Em defesa da Venezuela
Público, 29 de Julho de 2017
Estou chocado com a parcialidade da comunicação social europeia, incluindo a portuguesa, sobre a crise da Venezuela.
A Venezuela vive um dos momentos mais críticos da sua história. Acompanho crítica e solidariamente a revolução bolivariana desde o início. As conquistas sociais das últimas duas décadas são indiscutíveis. Para o provar basta consultar o relatório da ONU de 2016 sobre a evolução do índice de desenvolvimento humano. Diz o relatório: “O índice de desenvolvimento humano (IDH) da Venezuela em 2015 foi de 0.767 — o que colocou o país na categoria de elevado desenvolvimento humano —, posicionando-o em 71.º de entre 188 países e territórios. Tal classificação é partilhada com a Turquia.” De 1990 a 2015, o IDH da Venezuela aumentou de 0.634 para 0.767, um aumento de 20.9%. Entre 1990 e 2015, a esperança de vida ao nascer subiu 4,6 anos, o período médio de escolaridade aumentou 4,8 anos e os anos de escolaridade média geral aumentaram 3,8 anos. O rendimento nacional bruto (RNB) per capita aumentou cerca de 5,4% entre 1990 e 2015. De notar que estes progressos foram obtidos em democracia, apenas momentaneamente interrompida pela tentativa de golpe de Estado em 2002 protagonizada pela oposição com o apoio ativo dos EUA.
A morte prematura de Hugo Chávez em 2013 e a queda do preço do petróleo em 2014 causou um abalo profundo nos processos de transformação social então em curso. A liderança carismática de Chávez não tinha sucessor, a vitória de Nicolás Maduro nas eleições que se seguiram foi por escassa margem, o novo Presidente não estava preparado para tão complexas tarefas de governo e a oposição (internamente muito dividida) sentiu que o seu momento tinha chegado, no que foi, mais uma vez, apoiada pelos EUA, sobretudo quando em 2015 e de novo em 2017 o Presidente Obama considerou a Venezuela como uma "ameaça à segurança nacional dos EUA", uma declaração que muita gente considerou exagerada, se não mesmo ridícula, mas que, como explico adiante, tinha toda a lógica (do ponto de vista dos EUA, claro). A situação foi-se deteriorando até que, em dezembro de 2015, a oposição conquistou a maioria na Assembleia Nacional. O Tribunal Supremo suspendeu quatro deputados por alegada fraude eleitoral, a Assembleia Nacional desobedeceu, e a partir daí a confrontação institucional agravou-se e foi progressivamente alastrando para a rua, alimentada também pela grave crise económica e de abastecimentos que entretanto explodiu. Mais de cem mortos, uma situação caótica. Entretanto, o Presidente Maduro tomou a iniciativa de convocar uma Assembleia Constituinte (AC) para o dia 30 de Julho e os EUA ameaçam com mais sanções se as eleições ocorrerem. É sabido que esta iniciativa visa ultrapassar a obstrução da Assembleia Nacional dominada pela oposição.
Em 26 de maio passado assinei um manifesto elaborado por intelectuais e políticos venezuelanos de várias tendências políticas, apelando aos partidos e grupos sociais em confronto para parar a violência nas ruas e iniciar um debate que permitisse uma saída não violenta, democrática e sem ingerência dos EUA. Decidi então não voltar a pronunciar-me sobre a crise venezuelana. Por que o faço hoje? Porque estou chocado com a parcialidade da comunicação social europeia, incluindo a portuguesa, sobre a crise da Venezuela, um enviesamento que recorre a todos os meios para demonizar um governo legitimamente eleito, atiçar o incêndio social e político e legitimar uma intervenção estrangeira de consequências incalculáveis. A imprensa espanhola vai ao ponto de embarcar na pós-verdade, difundindo notícias falsas a respeito da posição do Governo português. Pronuncio-me animado pelo bom senso e equilíbrio que o ministro dos Negócios Estrangeiros, Augusto Santos Silva, tem revelado sobre este tema. A história recente diz-nos que as sanções económicas afetam mais os cidadãos inocentes que os governos. Basta recordar as mais de 500.000 crianças que, segundo o relatório da ONU de 1995, morreram no Iraque em resultado das sanções impostas depois da guerra do Golfo Pérsico. Lembremos também que vive na Venezuela meio milhão de portugueses ou lusodescendentes. A história recente também nos diz que nenhuma democracia sai fortalecida de uma intervenção estrangeira.
Os desacertos de um governo democrático resolvem-se por via democrática, e ela será tanto mais consistente quanto menos interferência externa sofrer. O governo da revolução bolivariana é democraticamente legítimo e ao longo de muitas eleições nos últimos 20 anos nunca deu sinais de não respeitar os resultados destas. Perdeu várias e pode perder a próxima, e só será de criticar se não respeitar os resultados. Mas não se pode negar que o Presidente Maduro tem legitimidade constitucional para convocar a Assembleia Constituinte. Claro que os venezuelanos (incluindo muitos chavistas críticos) podem legitimamente questionar a sua oportunidade, sobretudo tendo em mente que dispõem da Constituição de 1999, promovida pelo Presidente Chávez, e têm meios democráticos para manifestar esse questionamento no próximo domingo. Mas nada disso justifica o clima insurrecional que a oposição radicalizou nas últimas semanas e que tem por objetivo, não corrigir os erros da revolução bolivariana, mas sim pôr-lhe fim e impor as receitas neoliberais (como está a acontecer no Brasil e na Argentina), com tudo o que isso significará para as maiorias pobres da Venezuela. O que deve preocupar os democratas, embora tal não preocupe os media globais que já tomaram partido pela oposição, é o modo como estão a ser selecionados os candidatos. Se, como se suspeita, os aparelhos burocráticos do partido do governo sequestrarem o impulso participativo das classes populares, o objetivo da AC de ampliar democraticamente a força política da base social de apoio à revolução terá sido frustrado.
Para compreendermos por que provavelmente não haverá saída não violenta para a crise da Venezuela temos de saber o que está em causa no plano geoestratégico global. O que está em causa são as maiores reservas de petróleo do mundo existentes na Venezuela. Para os EUA, é crucial para o seu domínio global manter o controlo das reservas de petróleo do mundo. Qualquer país, por mais democrático, que tenha este recurso estratégico e não o torne acessível às multinacionais petrolíferas, na maioria, norte-americanas, põe-se na mira de uma intervenção imperial. A ameaça à segurança nacional, de que fala o Presidente dos EUA, não está sequer apenas no acesso ao petróleo, está sobretudo no facto de o comércio mundial do petróleo ser denominado em dólares, o verdadeiro núcleo do poder dos EUA, já que nenhum outro país tem o privilégio de imprimir as notas que bem entender sem isso afetar significativamente o seu valor monetário. Foi por esta razão que o Iraque foi invadido e o Médio Oriente e a Líbia arrasados (neste último caso, com a cumplicidade ativa da França de Sarkozy). Pela mesma razão, houve ingerência, hoje documentada, na crise brasileira, pois a exploração do petróleo do pré-sal estava nas mãos dos brasileiros. Pela mesma razão, o Irão voltou a estar em perigo. Pela mesma razão, a revolução bolivariana tem de cair sem ter tido a oportunidade de corrigir democraticamente os graves erros que os seus dirigentes cometeram nos últimos anos. Sem ingerência externa, estou seguro de que a Venezuela saberia encontrar uma solução não violenta e democrática. Infelizmente, o que está no terreno é usar todos os meios para virar os pobres contra o chavismo, a base social da revolução bolivariana e os que mais beneficiaram com ela. E, concomitantemente com isso, provocar uma ruptura nas Forças Armadas e um consequente golpe militar que deponha Maduro. A política externa da Europa (se de tal se pode falar) podia ser uma força moderadora se, entretanto, não tivesse perdido a alma.
José Goulão A veia terrorista de Barack Obama
Depois de ter herdado, de início com algum pudor e sob outras designações, a guerra contra o terrorismo inventada pelo seu antecessor, Barack Obama não se limita a igualar George W. Bush no recurso a práticas terroristas como, em alguns casos – e não apenas o do record mundial de execuções extra judiciais cometidas com drones – consegue ultrapassá-lo.
A situação mais flagrante, e que contribuiu para demonstrar como os Estados Unidos são governados por um partido único, porque em matéria de violações dos direitos humanos não há quem consiga distinguir um democrata de um republicano, é a da proliferação de ameaças, tentativas e execuções de golpes de Estado.
No reinado de Obama a série faz corar de inveja alguns dos mais empedernidos falcões que passaram pela Casa Branca: Honduras, Paraguai, Ucrânia, Macedónia, Egipto, Qatar, Síria, Líbia, Iraque, Mali, República Centro Africana e, como não podia deixar de ser, Venezuela.
O assunto venezuelano poderá ter passado quase despercebido. Foi escondido para com isso se tentar abadar o fracasso da intentona, ou então explicado ao contrário através dos mecanismos censórios doutrinários que caricaturam o papel da comunicação social.
O golpe esteve marcado para 12 de Fevereiro, tentando reeditar a tragédia chilena de 1973, mas as autoridades venezuelanas anteciparam-se e puseram a nu um contexto através do qual se prova que em Washington não se olha a princípios nem a meios para alcançar os fins pretendidos, sempre apresentados, como é de bom-tom, como a instauração da democracia onde supostamente ela não existe.
Nesse dia 12 de Fevereiro, no quadro da chamada “Operação Jericó”, um bombardeiro Tucano ENB 312, já anteriormente envolvido num atentado contra dirigentes das FARC colombianas, deveria ter bombardeado o palácio presidencial de Caracas, a Assembleia Nacional, instalações da ALBA e a televisão TeleSur para instaurar um “governo de transição” a entregar a reconhecidos fascistas como António Ledezma, significativamente conhecido como “o vampiro”, Maria Corina Machado e Leopoldo Lopez. O avião, pintado com as cores da aviação venezuelana, pertence a um bando de mercenários integrado na máfia mundial dos exércitos privados e empresas de segurança que dá pelo nome de Academi e outrora se chamou Blackwater – de que todos já ouviram falar como um dos mais activos braços terroristas na invasão do Iraque. Empresa onde pontificam um ex-patrão da NSA (Agência Nacional de Segurança) e o ex-procurador geral da Administração Bush.
A trama da intentona conduz ao quartel-general de operações em Bogotá e ao comandante da operação, Ricardo Zuñiga, assessor de Barack Obama para a América Latina e também, porque quem sai aos seus não degenera, neto do presidente do Partido Nacional das Honduras que organizou os golpes fascistas de 1963 e 1972. Acresce que Washington recorreu a outsorcing para montar a operação, atribuindo ao Canadá a gestão dos aeroportos civis a utilizar, ao Reino Unido a propaganda e ao Mossad israelita as eliminações físicas consideradas necessárias. Ledezma, o “vampiro”, viajara recentemente a Israel, onde foi recebido afectuosamente por Netanyahu, Lieberman & Cia.
Como o golpe falhou e foi desmascarado, em 9 de Março Barack Obama accionou o estatuto que lhe permite declarar a Venezuela “uma ameaça contra a segurança nacional” dos Estados Unidos, previsto para os casos em que exista “uma extraordinária e invulgar ameaça à segurança nacional e à política externa, situação que deve ser tratada como uma emergência nacional”. Isto é, Barack Obama instaurou a estratégia terrorista de golpe de Estado permanente contra a Venezuela, alegando a corrupção dos dirigentes de Caracas e a violação dos preceitos democráticos.
Ironia do destino, um dos escolhidos para o tal “governo de transição”, o supracitado “vampiro” Ledezma, em tempos autor do “Caracazo”, massacre de centenas de estudantes que protestavam contra a austeridade, é o governador da região de Caracas, eleito através dos mecanismos de um regime que ele próprio e os seus tutores não consideram democrático.
Eis como Obama em nada se distingue dos mais tenebrosos falcões que passaram pela Casa Branca. Anote-se, por ser verdade, que na Venezuela, na Ucrânia, na Macedónia e onde quer que tal lhe convenha, o presidente dos Estados Unidos não tem qualquer pudor em recorrer a dirigentes e grupos de assalto nazi-fascistas desde que seja, ele o diz, para instaurar a democracia.
Atilio Borón Preparando a agressão militar contra a Venezuela
(Politólogo e sociólogo argentino de nascença e latino-americano por convicção. Diretor do Programa Latino-americano de Educação à Distância em Ciências Sociais, em Buenos Aires)
diárioliberdade, 12 de Março de 2015
[Tradução do Diário Liberdade] Barack Obama, uma figura decorativa na Casa Branca que não pôde impedir que um energúmeno como Benjamin Netanyahu se dirigisse a ambas as câmaras do Congresso para sabotar as conversas com o Irã em relação ao programa nuclear deste país, recebeu uma ordem terminante do complexo "militar-industrial-financeiro": deve criar as condições que justifiquem uma agressão militar contra a República Bolivariana da Venezuela.
A ordem presidencial emitida a poucas horas e difundida pela secretaria de imprensa da Casa Branca estabelece que o país de Bolívar e Chávez "constitui uma infrequente e extraordinária ameaça à segurança nacional e à política exterior dos Estados Unidos", razão pela qual "declaro a emergência nacional para cuidar dessa ameaça".
Esse tipo de declaração geralmente precede agressões militares, seja pelas próprias mãos, como a cruel invasão do Panamá para derrubar Manuel Noriega em 1989, ou a emitida em relação ao sudeste asiático, que culminou com a Guerra da Indochina, especialmente no Vietnã, a partir de 1964. Mas também pode ser o prólogo de operações militares de outro tipo, onde os EUA atuam em conjunto com seus lacaios europeus, reunidos na OTAN, e as teocracias petroleiras da região.
Exemplos: a Primeira Guerra do Golfo, em 1991; ou a Guerra do Iraque, 2003-2011, com a entusiasta colaboração da Grã-Bretanha de Tony Blair e o Estado espanhol do pouco apresentável José María Aznar; ou o caso da Líbia, em 2011, montado sobre a farsa encenada em Benghazi onde supostos "combatentes da liberdade" - que depois se provou que eram mercenários recrutados por Washington, Londres e Paris - foram contratados para derrubar Gadafi e transferir o controle das riquezas petroleiras desse país aos seus amos. Casos mais recentes são os da Síria e, sobretudo, o da Ucrânia, onde a esperada "mudança de regime" (eufemismo para evitar falar em "golpe de Estado") que Washington busca sem pausa para redesenhar o mundo - e sobretudo a América Latina e o Caribe - à sua imagem e semelhança se conseguiu graças à inestimável cooperação da União Europeia e da OTAN, e cujo resultado foi o banho de sangue que continua na Ucrânia até hoje. A senhora Victoria Nuland, secretária de Estado Adjunta para Assuntos Eurasiáticos, foi enviada pelo insólito Prêmio Nobel da Paz de 2009 à Praça Maidan de Kiev para expressar sua solidariedade aos manifestantes, incluindo os grupos de neonazistas que logo tomariam o poder à força, e os quais a bondosa funcionária entregava bolachas e garrafas de água para matar sua sede para demonstrar, com esse gesto tão carinhoso, que Washington estava, como sempre, do lado da liberdade, dos direitos humanos e da democracia.
Quando um "estado canalha" como os Estados Unidos, que o é por sua sistemática violação da legalidade internacional, profere uma ameaça como a que estamos comentando, é preciso levá-la muito a sério. Especialmente se recordarmos a vigência de uma velha tradição política estadunidense que consiste em realizar auto-atentados que sirvam de pretexto para justificar sua imediata resposta bélica.
Fez isso em 1898, quando fez explodir o cruzeiro estadunidense Maine na Baía de Havana, enviando para o túmulo dois terços de sua tripulação e provocando a indignação da opinião pública norte-americana que impulsionou Washington a declarar guerra ao Estado espanhol. Isso voltou a ocorreu em Pear Harbor, em dezembro de 1941, sacrificando nessa infame manobra 2.403 marinheiros estadunidenses e ferindo outros 1.178. Reincidiu quando eclodiu o incidente do Golfo de Tonkin para "vender" sua guerra na Indonésia: a suposta agressão do Vietnã do Norte a dois cruzeiros norte-americanos - logo desmascarada como uma operação da CIA - fez com que o presidente Lyndon B. Johnson declarasse emergência nacional e pouco depois, a Guerra ao Vietnã do Norte. Maurice Bishop, na pequena ilha de Granada, também foi considerado como uma ameaça à segurança nacional estadunidense em 1983, e derrubado e liquidado por uma invasão de Marines. E o suspeito atentato do 11 de setembro para lançar a "guerra contra o terrorismo"? A história poderia se estender indefinidamente.
Conclusão: ninguém poderia se surpreender se nas próximas horas ou dias Obama autorizasse uma operação secreta da CIA ou de alguns dos serviços de inteligência ou as próprias forças armadas contra algum objetivo sensível dos Estados Unidos na Venezuela. Por exemplo, a embaixada em Caracas. Ou alguma outra operação truculenta contra civis inocentes e desconhecidos na Venezuela tal como fizeram no caso dos "atentados terroristas" que sacudiram a Itália - o assassinato de Aldo Moro em 1978 ou a bomba detonada na estação de trens de Bolonha em 1980 - para criar o pânico e justificar a resposta do império chamada a "restaurar" a vigência dos direitos humanos, a democracia e as liberdades públicas. Anos mais tarde foi descoberto que esses crimes foram cometidos pela CIA.
Recordar que Washington acolheu o golpe de Estado de 2002 na Venezuela, talvez porque quisesse assegurar o fornecimento de petróleo antes de atacar o Iraque. Agora está lançando uma guerra em duas frentes: Síria/Estado Islâmico e Rússia, e também quer ter uma retaguarda energética segura. Grave, muito grave. Se impõe a solidariedade ativa e imediata dos governos sul-americanos, em forma individual e através da UNASUL e da CELAC, e das organizações populares e forças políticas de Nossa América para denunciar e deter essa manobra.
Sara Rosenberg* Chávez somos todos y todas, menos los oligarcas y sus representantes
Publicado em La pupila insonme em 10 de Janeiro de 2013
No es fácil vivir -o sobrevivir- en estos tiempos aquí, en España. No es fácil constatar cómo se destruyen las pocas conquistas que los trabajadores después de siglos de lucha habían conseguido. No es fácil encontrar un resto de alegría en un sociedad herida de muerte en sus derechos sociales y políticos. Vivimos en un país saqueado por una clase oligárquica y con seis millones de desempleados. Un país gobernado por los gerentes de una mafia empresarial dispuesta a acabar con la educación pública, la salud, los derechos laborales, el derecho al trabajo, la vivienda, el transporte y la ley. No hay sector que no haya sido esquilmado en nombre de lo que ellos han llamado crisis y que no es más que la aplicación del programa neoliberal –capitalismo financiero militar o simplemente robo con violencia- que les permite llenar sus bolsillos y destruir lo que con mucho esfuerzo ciudadano -e impuestos ciudadanos- se había creado. El modelo es harto conocido y sólo puede ser frenado por la resistencia del pueblo y su organización.
Sin embargo, con un cinismo digno de premio, los medios –que responden a las directivas de la mafia política gobernante- no han cesado de desprestigiar, mentir y tergiversar cualquier información sobre las transformaciones democráticas que se operan en otros lugares del mundo. Sea en Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Brasil, y por supuesto en esa isla heroica, llamada Cuba que es un ejemplo de dignidad antiimperialista.
Los titulares de estos días sobre la situación en Venezuela son dignos de una exposición en el museo de la mentira y la calumnia. Pero enseñan mucho. Sobre todo nos enseñan a conocer desde qué perspectiva están escribiendo e informando. El que habla siempre se retrata a si mismo. Por eso vale la pena prestar atención. Para entender cómo funciona el teatro de marionetas de la muerte en que ellos actúan. En ese teatro el individuo y el actor protagónico son esenciales. Sus trajes grises y su sonrisa postiza, sus modales, sus palabras, sus cámaras, ese espectáculo del poder del capital que habla de democracia mientras masacra a pueblos enteros en guerras de saqueo, ese espectáculo del papel cuché y de las pantallas que oculta cuánto roban y cómo están imputados en todo tipo de negocios fraudulentos, ese espectáculo atroz de sus privilegios adquiridos por el robo constante, por contratos turbios, por fondos bancarios desaparecidos de un plumazo, por deudas contraídas de manera ilegítima, ingeniería financiera y negocios también ilegítimos, explotación y destrucción constante de puestos de trabajo y de derechos ciudadanos. Un triste espectáculo de actos públicos llenos de palabras vacías y frases dignas de idiotas. (Los griegos llaman idiota (idioteia) a aquel que es incapaz de preocuparse de sus semejantes, por la res pública)
Ese triste espectáculo no existe en Venezuela. La democracia participativa no es un espectáculo sino una realidad palpable, construida entre millones. Son actos y políticas concretas al servicio del pueblo. Las cifras económicas hablan claramente: se invierte en vivienda social , en educación, en medicina, en creación de infraestructuras, en todo lo que significa justicia distributiva. Justicia para las mayorías.
Por eso los medios españoles deberían al menos saber que cuando escriben o pantallean tantas mentiras sobre el presidente Chavez, están midiendo el proceso de emancipación latinoamericana con una vara equivocada. Lo están midiendo con la vara del cinismo y la mentira que necesitan para ocultarnos, para contagiarnos su idiotez, para que no veamos que otras opciones son posibles y que están al alcance de nuestra mano porque dependen de la voluntad política del pueblo y de sus representantes electos. Esa enseñanza, ese proceso de emancipación es imparable. No basta con plantearlo como si dependiera de un individuo porque es profundamente colectivo. Y si algo se ha aprendido en estos últimos años es que como decía el Che, esta inmensa humanidad latinoamericana ha dicho basta y ha echado a andar. Es verdad que hemos tenido y tenemos la desgracia de la enfermedad de un presidente que supo iniciar y darle continuidad a este largo proceso. Es verdad que su presencia es importante para toda America Latina, pero no se equivoquen , esta revolución popular, esta revolución bolivariana no está en las página de papel cuché, está en la calle: en cada mujer y en cada hombre y por eso se puede decir que Chávez somos todos, es el pueblo que sabe cuales son sus derechos, es el pueblo despierto y conciente de su camino. Un pueblo que defenderá lo que ha conquistado y seguirá adelante.
Eso sí, no hay mentira mediática que pueda detener la verdad que se impone con una evidencia arrasadora: con el cumplimiento de la constitución votada por un pueblo soberano.
Nosotros estamos a años luz, porque todavía ni siquiera hemos podido reformar una constitución legada por el franquismo. No hemos podido ni siquiera sacudirnos el yugo monárquico. Entre el robo de los yernos y los elefantes cazados mientras se presiden organismos de defensa animal se perpetúa este lastre, esta clase parásita. No hemos podido ni juzgar los crímenes del franquismo. No hemos podido ni siquiera juzgar la malversación de fondos de los bancos. La estafa pública, el nepotismo, el vaciamiento de las arcas del estado, el acomodo, la falta de soberanía que significa entregar la tierra a bases militares americanas y a casinos mafiosos y prostibularios. Se persigue a los jornaleros que piden tierra para trabajar, a los jóvenes que protestan contra la injusticia, a los ancianos con la jubilación recortada, al trabajador en paro, a esos que el poder escupe con total cinismo porque “han vivido más allá de sus posibilidades”, que era callar y obedecer mientras se es saqueado por la mafia oligárquica y los señores de la guerra.
Sin embargo, no pueden ya ocultar que esta revolución bolivariana no depende de un solo hombre, sino de un colectivo y de unos intereses políticos que han sido capaces de organizarse y que serán defendidos por todos y todas.
El individualismo es inútil y el punto de vista que adopta el imperio para denigrar los auténticos procesos democráticos sólo confirma que hablan desde la dictadura del capital y por eso desde la muerte. Jamás desde la vida y para la vida. Pero venceremos y viviremos, porque somos la mayoría y una mayoría que está en marcha hacia una sociedad más justa, más humana, más igualitaria. Viviremos y Venceremos. Larga vida al compañero presidente Chávez, que vive en la revolución bolivariana y en cada uno de nosotros.
Ojala fuéramos capaces, desde este castigado país, de crear un inmenso frente internacionalista y solidario.
*Sara Rosenberg es escritora argentina.
Venezuela: Incertidumbre y Fortaleza
(Assembleia Nacional da Venezuela)
Editorial de La Jornada
En medio de la incertidumbre por la salud y la prolongada ausencia del presidente venezolano, Hugo Chávez –convaleciente en La Habana tras una nueva operación por el cáncer que lo aqueja–, la Asamblea Nacional de Venezuela (parlamento) religió ayer a Diosdado Cabello como su presidente. En lo inmediato,el nombramiento del militar garantiza al chavismo el control de la situación política del país en caso de que Hugo Chávez no rinda protesta el próximo 10 de enero, según el plazo estabecido por la Constitución de ese país.
El respaldo unánime de los diputados del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela a la relección de Cabello, así como la presencia del vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro, y del mando militar de ese país en la ceremonia de investidura del presidente de la Asamblea Nacional, son muestras fehacientes de unidad entre los principales actores y corrientes del chavismo, que contrasta con las proyecciones que auguraban división. Ante las presiones crecientes de la derecha venezolana en el sentido de que Cabello sustituya al mandatario en caso de que éste no cumpla con dicho fomulismo, el legislador afirmó ayer queChávez sigue siendo el presidente de la República y seguirá siendo más allá del 10 de enero.
Por lo que hace a los pronósticos de que la ausencia de Chávez generaría un desgajamiento electoral del socialismo venezolano y un desencanto de las bases bolivarianas, la realidad se ha encargado de desmentir esos pronósticos: en las más recientes elecciones regionales, realizadas el pasado 16 de diciembre, el oficialismo ganó 20 de las 23 gubernaturas en disputa; por otra parte, la misma cohesión y fortaleza política que mostró ayer el chavismo en la Asamblea Nacional se repitió a las afueras de ese órgano legislativo, donde miles de simpatizantes se dieron cita para respaldar la relección de Diosdado Cabello y expresar su solidaridad a Chávez.
Paradójicamente, el periodo que Chávez ha permanecido alejado de sus funciones –sin duda, la etapa de mayor dificultad e incertidumbre para su gobierno desde la intentona golpista de abril de 2002– ha demostrado la solidez del proyecto de transformación social iniciado en Venezuela desde 1998 y refrendado en múltiples ocasiones por la vía democrática. Con todo y el encono agresivo que ha padecido desde sus inicios, con sus problemas internos y externos, con sus carencias y sus excesos, la revolución bolivariana no es hoy, como supondrían muchos de sus detractores, un reducto del poder unipersonal, sino un entramado institucional y popular con capacidad de renovación y generación de cuadros, y capaz de sobrevivir, incluso, a su máximo dirigente y fundador.
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