Saltar para: Posts [1], Pesquisa e Arquivos [2]
Delícias são tudo o que nos faz felizes: um livro, a magia dum poema ou duma música, as cores duma paleta ... No jardim o sol não raia sempre mas pulsa a vida, premente.
Foi a primeira vez que vi a justiça popular, no que tem de mais irracional e execrável, a funcionar por interpostos deputados brasileiros.
O mal-estar, a que a corrupção não é alheia, nem nova, deve-se à crise do capitalismo e à queda brutal dos preços das matérias primas, especialmente do petróleo, provocando a recessão que impediu a continuidade do ‘milagre brasileiro’ que retirou da miséria milhões de pobres.
A ansiedade e a revolta, essas, foram estimuladas e ampliadas nas ruas pelos que nunca perdoaram as medidas sociais e o êxito dos governos de Lula, pelos que detêm os meios de comunicação social, pelos que, através de ditaduras militares, fruíram privilégios que procuram recuperar.
O absurdo e imoral processo de destituição de Dilma Roussef foi conduzido por muitos deputados arguidos em processos de corrupção contra uma das raras personalidades da política brasileira que não aparece como suspeita em é alvo de qualquer investigação – a PR.
Não podendo a PR eliminar os corruptos, destituíram-na estes.
O Brasil entrou num processo estranho onde se confundem interesses pessoais, luta de classes, ódios velhos e vinganças mesquinhas, com o país a encaminhar-se rapidamente para o abismo da guerra civil e/ou da ditadura.
No descalabro de um país de ‘portugueses à solta’, vejo a alegria esfuziante de um povo a transformar-se em medo, revolta e desespero, com os velhos demónios despertos.
Nunca se vio un golpe de Estado tan grotesco como el que se ha perpetrado contra la presidenta Dilma Rousseff. La mayoría parlamentaria no votó según los motivos indicados por la fiscalía para decidir si se mantenía o no la confianza en la presidenta.
En un espectáculo casi circense, pero de circo pobre o de tele basura, los parlamentarios "fundamentaron sus votos" de la manera más vergonzante. Votaron "para que nunca más se enseñe sexo en las escuelas", "para que ninguna mujer aborte", para homenajear al coronel Carlos Brilhante Ustra, el golpista de 1964, el torturador inventor del pau de arara, al que, entre otras víctimas, torturó a Dilma Rousseff cuando era guerrillera y combatía contra la dictadura.
¿Y por qué Brasil tiene un parlamento integrado mayoritariamente por lo peor de la derecha latinoamericana? La respuesta es una sola: tanto los gobiernos de Lula como el de Dilma olvidaron que si llegaron al poder fue por un determinado grado de conciencia social que estaba en su fase "a", la del puro descontento, y era fundamental consagrar todos los esfuerzos a hacer de esa conciencia social primaria una sólida conciencia ciudadana, de pueblo, de enorme país con las más atroces desigualdades sociales. Una conciencia política.
No bastaba con llevar televisores a la favelas si los programas eran hechos para enajenar, no bastaba con hacer posible el acceso al auto si los caminos no conducen a parte alguna, no bastaba con confiarlo todo a una idea de crecimiento y desideologización -todo lo que un gobierno progresista hace es en base a un ideario-, porque entonces se despoja a la mayoría del instrumento para entender qué pasa y por qué pasa. Y lo peor de todo es que ni Lula ni Dilma vieron, pese a las advertencias de muchos intelectuales brillantes, que la mayor prueba de fortaleza ideológica de un gobierno de izquierda es prevenir y evitar cualquier acción turbia pues éstas siempre terminan en corrupción. Dilma sobre todo, olvidó la máxima de un guerrillero ilustre, el comandante Carlos Marighella: vigilancia constante, desconfianza constante.
Lula y Dilma consiguieron que Brasil diera un salto de la condición de país del tercer mundo a la de economía emergente y de peso mundial. Lograron una reducción drástica de la pobreza e incorporaron a millones de brasileños a la salud y la educación, pero olvidaron el imprescindible relato ideológico de por qué se hacía y para qué se hacía. Y lo peor es que es tarde para remediarlo.
Uno de los diputados golpistas votó por la inhabilitación de la presidenta "para que Brasil vuelva a ser campeón mundial de fútbol", otro lo hizo para que "dios reine en todo el país". Ahora sólo resta mirar como se reparten el botín. ¿ Y cuál es ese botín? Los miles de millones de dólares que se destinaron a educación, salud, infraestructuras y servicios públicos. ¡Oh Brasil, meu Brasil!
A subscrição é anónima e gera, no máximo, um e-mail por dia.
Texto e foto deliciosos, parabéns!
Palavras como dinamite.E passados 50 anos sobre os...
Lindo!
Um testemunho enternecedor.Eva
Grande texto que nos faz refletir... Muito!